-Oye; yo a ti te conozco.
Y yo le respondí:
-Si, soy tu vecina, la que vive en el séptimo.
Y me fui.
Desde ese día no me lo volví a encontrar más en el ascensor; pero siempre lo veía a la salida de gimnasia rítmica. Nunca hablábamos ni nada. Hasta qué un mes después, se le ocurrió a mi hermano apuntarse en voleibol justo en el mismo equipo en el que estaba él.
Mi hermano y él se hicieron muy buenos amigos y entonces como mi hermano le invitaba a casa a jugar a la play y viceversa; pues yo también me volví su amiga.
Pasaron tres meses y le invitamos al cumpleaños de mi hermano que era el 18 de marzo. El y yo estuvimos jugando al UNO y empezamos a quedar por nuestra cuenta. Julio y yo nos volvimos más amigos que lo que eran él y mi hermano.
Hasta que un día...
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